Stewardship y Aprendizaje: lo que nadie nos enseñó (pero deberíamos saber)

Durante años creí que la clave del product stewardship —la gestión responsable del producto— era el cumplimiento técnico: trazabilidad, integridad, normativas al día, protocolos sólidos. Y lo es.Pero no es solo eso.

Hoy, viendo cómo evolucionan los sistemas de innovación en semillas, fertilizantes, agroquímicos, bioinsumos y tecnologías genéticas, estoy convencido de algo que no suele figurar ni en las auditorías, ni en los manuales:

la verdadera sustentabilidad de un insumo empieza por la formación de quienes lo gestionan.

Nos preocupamos —con razón— por validar procesos, minimizar riesgos, evitar errores. Pero seguimos dando por hecho que todos los actores involucrados “ya deberían saber”. ¿Y si no? ¿Y si ese vacío se nota recién cuando ya es tarde?

La parte invisible del sistema

En mi trabajo con empresas de distintos tamaños y rubros, veo algo que se repite:hay personas clave en la cadena de valor —desde la formulación hasta el uso final— que tienen enorme responsabilidad… pero poca formación específica en cómo se gestiona un producto de forma responsable.

No me refiero solo a lo técnico. Me refiero a cómo prevenir malentendidos, cómo manejar incidentes, cómo comunicar decisiones, cómo actuar cuando la trazabilidad falla o cuando un lote debe ser retenido.

Estas no son situaciones hipotéticas. Son parte de la vida real de quienes trabajan en innovación para el agro.Y deberían formar parte de cualquier programa serio de formación profesional.

Enseñar stewardship también es stewardship

Lo que no se enseña, se improvisa. Y en el contexto actual —con marcos regulatorios que cambian, con consumidores más atentos, con tensiones geopolíticas que impactan en la cadena— improvisar no es una opción segura.

Hace tiempo vengo pensando en esto:

¿Cómo generamos espacios donde la gestión responsable deje de ser solo una política o una norma, y se convierta en una cultura compartida?

¿Cómo diseñamos instancias de aprendizaje que ayuden a prevenir errores, anticipar escenarios o simplemente tomar mejores decisiones?

¿Cómo traducimos estos conceptos en herramientas útiles para quien camina la planta, hace una recomendación técnica o firma una declaración de uso?

De la teoría a la práctica

La gestión responsable del producto no es solo un marco ético o regulatorio. Es una estrategia competitiva. Pero para que funcione, necesita personas que comprendan su lógica, su alcance y su sentido.

No basta con cumplir: hay que entender por qué y para qué.

¿Qué conocimientos te hubiese gustado tener antes de enfrentarte a una situación crítica con un insumo? ¿Cómo se capacita a los equipos en tu empresa o en tu red sobre estos temas?

Me interesa conocer experiencias y puntos de vista de quienes trabajan con tecnologías para el agro en distintos niveles. El debate sigue abierto. Y hace falta.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio